Que pena!

Una de las cosas que me hicieron decidirme por cambiar de vivienda, fue el entorno que rodeaba donde ahora vivo.
El sitio parecía sacado de una película americana, calles muy limpias, gente sonriente y flores y campo y mucha vegetación y lugares para que Paco corriera y estuviera a sus anchas.
Con el mar como gran decorado, realmente es mágico vivir aquí, incluso los días de temporal y lluvia, pues algo diferente al sentir de una ciudad se respira en el ambiente.Pero todo esto cambio trragicamente el pasado jueves 30 de agosto, que se declaro un incendio, que aunque empezó lejos, termino por alcanzarnos y devastarlo todo.
Intentar explicar lo que uno siente cuando ahora pasea con su perro, por estos lugares, es muy complicado. Lo que antes era un sin fin de vida, ahora es silencio, cuando miras a tu alrededor, solo ves el color negro de la devastacion y sientes una pena inmensa, pena porque algo te dice en lo mas interno, que no volverás a ver la primavera explotar ante tus ojos nunca mas, como aquí lo viste, ni sentirás el aire a través del ruido de las hojas y que no volverás a sentir el brillo del color de las flores.
Lo peor es cuando ves a Paco, que te mira como extrañado como esperando una respuesta.

 No se quien hizo esto, ni sobre todo, porque lo hizo, cuesta imaginar, que mucha gente pudo morir por un descuido o por una maldad. Sea como fuere, esto no se remedia con un lo siento, solo hay que pasear como hoy lo hice, para darte cuenta, que el daño, tiene difícil cura.

 Nosotros tenemos que agradecer que quedamos en medio y que gracias a la dirección del viento, no sufrimos ningún percance.
Pero hay que ver lo que se puede liar, por un despiste o por una mala intención.

Ahora ya da igual, la pena es el paisaje lunar que ha quedado, y que a diario tendremos que ver, muy a nuestro pesar.